¿Quién no querría tener siempre listo en su bolso el perfecto diario de estilo y glamour? ¿Quién no quiere tener en su bolsillo un acceso directo a todo el saber del mundo?
Sabemos que esto es ya posible gracias a la aparición del libro electrónico y al e-book. ( Por si acaso, definición libro electrónico: “es una versión electrónica o digital de un libro. También suele denominarse así al dispositivo usado para leer estos libros.”). Pero lo que no sabemos es que en España, por lo menos, este tema está resultando ser un problema para más personas de las que imaginamos.
Recientemente se ha publicado el Informe del Grupo de Trabajo sobre el Libro Electrónico del Ministerio de Cultura. Es en él precisamente donde se le da especial protagonismo a la regulación jurídica que desarrolla las relaciones contractuales derivadas del nacimiento del libro electrónico, la cual supone una nota tan importante de su naturaleza que determinará el posible triunfo o fracaso de la comercialización del libro digital.
En este informe, se especifica que el éxito del libro electrónico radica en dos factores, uno trata precisamente de cómo se adapte el marco legal a las necesidades del libro y el otro de la ausencia de un de un modelo de negocio definido, provocada en parte por la circunstancia anterior.
No son pocas las dudas que suscita la integración del soporte digital como medio de reproducción de la obra y por eso el informe recomienda una pronta adaptación de la normativa legal vinculada al libro electrónico principalmente en los aspectos relativos al contrato de edición literaria, la posibilidad de que la digitalización afecta a la obra literaria como conjunto, su difusión en las redes P2P con la autorización expresa del titular del derecho para esto y el problema de la copia ilegal.
El informe alaba la iniciativa del Gobierno al instar la creación de la Comisión Interministerial formada por representantes de los Ministerios de Justicia, Industria, Interior y Cultura para aunar sus esfuerzos en la mejora del marco legal y la lucha contra la vulneración de los derechos de Propiedad Intelectual en Internet.
Las librerías se han solidarizado con los autores y piden medidas contra la piratería y la defensa de los derechos de autor. Defienden además su posición como “canal natural y experto” en la venta de libros, independientemente de su formato. Por contra
los distribuidores, son lógicamente defensores férreos del formato electrónico y reclaman su lugar en la edición digital. Proponen la creación de los denominados “Distribuidores de Activos Digitales” (DAD), que se corresponden con sociedades especializadas por temática o por tipos de cliente, que colaborarían con las librerías tradicionales para su distribución de libros en papel y digitales a través de las TIC.
El informe, que es firme en su redacción en cuanto a la necesidad de una regulación urgente respecto de los problemas que se pueden derivar de la comercialización del libro electrónico, advierte de que el nuevo e-book es un producto de muy poca demanda en España, lo cual podría llevar a su desaparición, lo que no eximiría de la obligación de una regulación firme al respecto por caber siempre la posibilidad de comercializar este formato y sobre todo por el éxito que si está teniendo la versión digital y venta electrónica de muchos libros.
Se estudia a su vez el hecho de que el libro en su formato digital debería presentar un precio inferior a su formato en papel (obviamente, no se gasta lo mismo), tendencia avalada por la mayoría de las editoriales. No es tan unánime sin embargo, la postura en cuanto al efecto que produce la interacción del lector con el texto en papel y la que se produce con el formato digital. No sentimos lo mismo en pantalla que en papel (¿qué opináis?).
En cualquier caso, hay que ponerse las pilas y regular los puntos más importantes concernientes al libro electrónico, porque nos guste o no, el papel tiene los días contados, ¿o no? ;)